sábado, 22 de diciembre de 2007

Una pausa navideña

Desde mi ventana de Madrid

Hoy, justo dentro de media hora, comienzo un periplo a la India. Es un viaje que llevo en mi memoria después de años de haber viajado por la India de Ghandi y Nehru a través del cinematógrafo y de postales del Taj Mahal y de Varanasi, por los extraordinarios documentales de Louis Malle y de la literatura de Kipling y EM Forster; y más cercano a mí, la aproximación que nos hace Octavio Paz en Vislumbres de la India. Por esto me ausento de mi blog por un mes. Estaré para entonces de nuevo con ustedes fustigando las teclas de mi ordenador y colgando nuevas fotografías. Por tanto les deseo a mis amigos lectores una Feliz Navidad y un excelente año 2008.

viernes, 21 de diciembre de 2007

El extraño busto de Myron T. Herrick

Place des États-Unis, París

Siempre me ha intrigado el porqué de los nombres de la plazas y calles públicas. Recuerdo que cuando ejercí el cargo de concejal en mi ciudad adoptiva tuve dos oportunidades de observar muy de cerca el ejercicio de nominación de espacios públicos. En estos ambos casos fueron nominaciones para alagar. Quiero presuponer no siempre es así.

Una mañana de este otoño que acaba de fenecer me paseé con discreción y con lentitud y prestando mucha atención a lo que comprendía la Place des États-Unis en París. Es una plaza burguesa en un barrio burgués que cubre al menos una cuadra parisina. Ésta comprende en una primera parte un área abierta llena de árboles con bancas para los mirones natos que pueden sentarse y disfrutar reparando esplendidos palacetes del siglo XIX.

La otra punta de este parque está separada por dos pequeñas callejuelas sin nombre aparente pues es la confluencia de dos calles que usurparon el prestigioso nombre de la plaza para distinguirse de los moradores aledaños. En esta parte del parque está una estatua de Lafayette y Washington conjuntamente. Este dueto quizás fue colocado para afirmar que la independencia de Estados Unidos se debe en parte a la gracia del valeroso francés que con su propio dinero proveyó armas y mercancías para la independencia estadounidense.

Ahora lo que más me intrigó de este parque fue un busto instalado justo en el medio de la plaza y conformado estéticamente por una baja cerca rodeada de arbustos y flores que da existencia a un pequeño parque infantil con coloridas figuras minimalistas Pop. Es la estatua de Myron T. Herrick. Pudiera aseverar que son escasamente pocos los estadounidenses y franceses y la misma gente del Estado de Ohio (de cuyo Estado fue gobernador por dos años) que conocen si acaso quién fue este personaje que tan importante puesto ocupa en tan renombrada plaza parisina.

Me intriga saber el cómo y el porqué llega el busto del Sr. Herrick a este jardín. ¿Es suficiente haber servido por diez años como embajador ante Francia para compartir honores con figuras de la talla de Washington y Lafayette? De serlo desconozco de sobremanera los argumentos que sirvieron para justificar la colocación de dicho busto. Quién sabe si este misterio encierra una historia de amor.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Graffiti y pegatina farmacéutica

Calle de Maldonado, Madrid

No hay nada más fascinante que vivir en la inquietante y transgresora vida urbana. La vida en ciudad es una de constante enfrentamiento con el entorno de las limitaciones de las libertades impuestas por los acomodados y por sus soldados ejecutores del poder. Es aquí en esta cápsula de la vida que comprende los anhelos y las tristezas de la humanidad. Son los habitantes de las ciudades y, no aquellos que han huido de ellas a las urbanizaciones periféricas, los que construyen futuro.

Son entonces entre algunas manifestaciones espontáneas artísticas de la calle, como el graffiti y las pegatinas, reprimidas por la máquina burocrática del conservadurismo, donde yacen las verdaderas raíces de la vanguardia. Madrid es una ciudad europea donde el trasgresor, adjetivado así por el conformismo, por los que temen el cambio, por los ven en el pasado una mejor vida, por los que se arropan en banderas patrióticas, por los que se refugian en la ceguera de la religión, mas esta expresión desinhibida, no sujeta a la censura, salvo por la eficacia higiénica de la alcaldía, expresa la rebelión de la inquietud: es expresión de una verdadera libertad.

¿Qué sería una ciudad sin graffitis y pegatinas? ¿Qué sería hoy 2007 Belén de Palestina sitiada por el muro de la indecencia y de la vergüenza por quiénes se creen tener más derecho a la vida sin los graffitis de Bansky? Pues sería una ciudad más muerta y más prisionera de sus propios temores; como lo son los desertores de las ciudades occidentales que huyeron de ella, creando asépticas ciudades suburbanas donde sus vidas transcurren en el aburrimiento y en la artificialidad del materialismo y en la falsa concepción de la seguridad.

Y mientras la Farmacia con sus remedios astringentes y vacunas, sus alcoholes y sus aguas, sus supositorios y antibióticos: no han podido higienizar la rebelión de los inconformistas: de los que se oponen con sus actos a aceptar de ser prisioneros de la verdad mediática de los poderosos.

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martes, 18 de diciembre de 2007

Farmacia perdida

Rond-Point des Champs-Élysées, París

Rue Jean Mermoz, París

lunes, 17 de diciembre de 2007

En la sombra de Alfred Stieglitz

Badalona, Catalunya

(In the shadow of Alfred Stieglitz.)

domingo, 16 de diciembre de 2007

Acto de magia de lo etéreo

Calle Núñez de Balboa, Madrid

Los escaparates son escenarios de tentaciones fabuladas al igual que el escaparate del teatro es el plató para los actores con sus cuentos y ficciones. Los productos se hacen actores y los actores se cristalizan en productos y finalmente se ponen en escena e intentan la actuación de su vida: representar una obra en un solo acto en un mismo tiempo de un solo golpe.

En el escaparate común -el de la calle, el de las aceras, el de los asépticos centros comerciales- es una invitación a adentrarse en él a nuestras anchas, merodeando lo puesto en escena, ya sea en pequeños escaparates blindados o colgados en perchas o expuestos en estanterías, que al recibirnos en el templo del consumo sus inconclusos actores nos envuelven en el sutil engaño de las maravillas y del perfomance art: escena diaria admirada por los avezados de la representación.

En la imagen que os presento es un vivo ejemplo de un complejo escaparate de la representación de lo etéreo. Que busca excitar al natural desasosiego que todos llevamos por dentro. Que utiliza la provocación de la felicidad, de la belleza, del sosiego mediante una imagen idealizada para avivar sigilosamente en uno el temor de lo desconocido y vendernos la inasequible calma. Es todo un acto de magia.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Soledad mediterránea

El mar Mediterráneo, Badalona, Catalunya

lunes, 10 de diciembre de 2007

Hello Kitty y San Nicolás

Badenerstrasse, Zürich

Kontxa Pasealekua, Donostia

Existen contrariamente a la lógica lugares y seres imaginarios: Jorge Luis Borges y Alberto Manguel documentaron en sendos libros la ubicación y los nombres de éstos. He recurrido a estos dos libros pues mientras deambulaba por las calles de Zurich y Donostia me topé con dos imágenes de seres fabulados. Una de ellas, Hello Kitty, de reciente acerbo cultural, ejemplo de la globalización de los iconos y gustos y de la estandarización cultural, es la fabulación japonesa de un personaje de ficción con nombre en inglés. Esta fusión de la cultura asiática con la occidental se nos dibuja como una gata sonriente de aspecto emocional feliz. Es símil a la gata de Lewis Carroll (Charles Lutwidge Dodgson) con quien se topó Alicia en su recorrido por la madriguera del Conejo Blanco y que siempre estaba feliz y en perpetua fiesta. Por otro lado, está San Nicolás o Santa Claus o Père Noël, quién también es un símbolo de la fabula de la alegría y de lo imposible.

Carlos Manguel en su libro The Dictionary of Imaginary Places describe el imaginario Reino del Polo Norte (donde se cree vive San Nicolás) y nos explica que es un reino subterráneo gélido. Borges por su lado en su libro El libro de los seres imaginarios, documenta la existencia del Gato de Cheshire y de los gatos de Kilkenny (de aquí viene el nombre de Kitty) como seres imaginarios; y nos revela que Lewis Carroll en su novela onírica Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, le otorgó al Gato de Cheshire el don de la eterna sonrisa. Así como también la tiene la gata Hello Kitty.

Interesantemente ni Manguel ni Borges reportan la ubicación y la existencia imaginaria de San Nicolás como tal, salvo por alegoría. Es como si dejasen a un lado el culto a la felicidad del engaño. A pesar de la descripción por Manguel del Reino del Polo Norte y por Borges de los Gnomos -San Nicolás en su origen era un gnomo- Borges no hace mención especifica de San Nicolás como ser imaginario y Manguel no lo ubica en ningún sitio. Cabría entonces preguntarse: ¿por qué Manguel y Borges obvian la existencia de San Nicolás como ser imaginario? Para esta pregunta no tengo respuesta.

Lo cierto es que tanto la imagen de Hello Kitty como la de San Nicolás son ejemplares seres ilusorios que cobran vida por la gracia de la avaricia de las sociedades individualistas. Hello Kitty es producto de la imaginación de Sanrio Ikaka Shimizu y fabulado a través de la prensa y de la televisión, y con una gestión de distribución imponente. San Nicolás fue un personaje que nació de la sátira de Washington Irving cual lo fabuló como un viejo regordete, bonachón, y capaz de completar viajes transoceánico en tiempos imposibles y conquistar tierras fértiles sin dificultad alguna, al igual que descender con juguetes por todas las chimeneas y ventanas del mundo al mismo tiempo, sin dudas una proeza sin parangón. Pero su nacimiento como icono mundial fue fruto de una extraordinaria campaña publicitaria de la Coca Cola en 1931, que lanzó al mercado mundial la imagen actual del mejor vendedor del mundo: San Nicolás. Y Hello Kitty contempla muy de cerca seguir los mismos pasos. Por ahora los dos se asoman en los balcones del mundo.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Otoño invernal (en Eiffel)

Rue Galilée, París

martes, 4 de diciembre de 2007

LOVE

Final de la Bahnhofstrasse, Zürich

Paradeplatz 2, Zürich

Los sentimientos y las premoniciones se asemejan unas a otras así como los recuerdos son evocaciones de estas experiencias. Esto lo percibo mediante la música, el cine, el arte, la lectura, y más recientemente, disfruté de esta experiencia mientras divagaba por las calles del viejo casco de Zurich, que me permitía, además, a mi vista seducirse con el paisaje de la suave niebla que pergeñaba su tenue luz sobre el lago de esta ciudad.

Fueron durante los años sesenta y setenta los años que más me estamparon mi vida emocional. Viví en esa época turbulenta errante entre ciudades y en el tiempo sin fin. El amor se percibía como indispensable para agotar la violencia, la guerra, el odio racial, en fin toda las conjuras de los poderosos. Fue en la ciudad de Nueva York donde la suerte me había trasladado a ella, por haberme enamorado atolondradamente de una chica que me superaba en años y que me acogió en su piso de la tercera avenida, que mi hizo vivir los momentos más intensos de intimidad e idealismo de mi juventud en el último año de los años sesenta: 1969.

Fui –junto con ella- de los afortunados que quedamos atrapados por el intenso tráfico en un angosto camino del campo del Estado de Nueva York. El pueblito de Bethel no estaba lejos en distancia más la marea humana impedía nuestra llegada a tiempo para el primer día de amor y paz. La autopista del sur de Cortazar se había traslado al norte como un happening. Habíamos cogido erróneamente vía hacia el pueblo de Woodstock. Quizá no era sencillo descifrar el mapa en tales circunstancias.

Mi generación fue hacedora de íconos representativos de una época donde la explosión musical y el Pop Art son símbolos de creatividad singular. Una imagen de Robert Indiana es quizás la más relevante de esa época. Para suerte mía en mi deambular por Zurich me encontré con unos originales del LOVE de Indiana. Hoy me siento dichoso de haber sido parte de esos años que han marcado hasta hoy la vanguardia de la cultura contemporánea. Y por evocarme los recuerdos de esa irrecuperable época.