¿Intruso?
Dentro de mis constantes recorridos en carretera por esta Europa en la cual vivo desde hace ya más de una década y que ahora la siento como mía propia, me ha permitido de recorrerla casi en su amplitud y permanecer en sus pueblos y ciudades por más tiempo que un mismo viajero se pueda otorgar. En ella me encuentro diversidades de culturas y lenguas, mas al pasar del tiempo, esta Europa unida poco a poco sus ciudades se globalizan, y es en este aspecto donde la arquitectura ha tenido un énfasis especial en este cambio singular.
A veces sus mismo habitantes no toman conciencia de ello (solo basta con recordar las siguientes palabras de Stefan Zweig: “…la historia niega a los contemporáneos la posibilidad de conocer en sus inicios los grandes movimientos que determinan su época.”) mas cuando el impacto de un diseño arquitectónico llega a los confines de un país o a un poblado apartado de la civilización urbana, y cuando este diseño es de un arquitecto extranjero, la huella es de notable duración en el tiempo, pues no solamente impacta a sus moradores visualmente, sino además los acerca a ese lejano y foráneo mundo que ven por televisión perdiendo ellos mismos un poco su condición de parroquianos.
Por otro lado, la estética del paisaje natural es indudablemente modificada. No entraré a divagar sobre el impacto de esta intromisión visual en la naturaleza: dejaré que la imagen de este viaducto de Millau se exprese por si mismo y recordar que fue allí donde José Bové, el celebre anti mundialista francés, se opuso con violencia a la apertura de un icono de la globalización: el restaurante de comida basura McDonald’s; mientras el inglés Norman Foster sigilosamente refinaba su diseño de dicho viaducto para este poblado francés de escasos 22.000 habitantes.
Etiquetas: Cultura visual, Modifican la naturaleza
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