viernes, 5 de septiembre de 2008

La insustancial Sarah Palin



The insubstantial Sarah Palin

“Expressions of…Christian faith (is) as equivalent (to) the similar power of Nazi propaganda film…” Richard Brody in The Working Life of Jean-Luc Godard

No soy tan viejo para aborrecer el presente ni tan joven para leer la historia reciente. Eso me coloca en un estado de impaciencia al sentir el tiempo pasado en un constante critico presente. Anteayer hube una experiencia inverosímil, al escuchar una intrépida mujer recitar un discurso (escrito por otro) televisivo de escasa inteligencia, que recibió los aplausos del populacho y el apadrinamiento de los lacayos articulistas del poder del dinero en los medios periodísticos estadounidenses. Revisé con urgencia el calendario y con desconsuelo concreto que es el año 2008.

Discurriendo en mis recuerdos (con la ayuda de fotografías) de los barrios de mi país inmerso en una revolución gris, que se vislumbra en el discurso grosero y simplista de su líder militar y en los raídos vehículos que alumbran las calles más pobres de la ciudad, son inevitables honestos reflejos del decaimiento moral del país. No dejé de entrever la analogía de este panorama con el peligroso manifiesto de los neoconservadores estadounidenses en el insulso discurso de aceptación de la insípida candidata vicepresidencial del GOP. La trascendencia de la posible elección de un dueto a la presidencia de los Estados Unidos, personificado por un anciano, con un discurso guerrero y, una mujer anclada en oscuras visiones de fantasías religiosas y asesina de animales, de escasa cultura y de irresponsable maternidad, sería la bendición para esa ideología dogmática para seguir oprimiendo y vejando a quienes no opinan como ellos.

Ahora dependerá de la benevolencia de los votantes estadounidenses en ejercer con compostura su voto (y velar por la pulcritud de la estadística), para optar entre las ideas vanguardista y socialmente responsable de una nueva sociedad menos blanca del siglo XXI o, pronunciarse por las ideas conservadoras de una sociedad excluyente y postrada en una ficción de país. La elección de la continuidad (por un voto racista) llevaría a este país a deslizarse por el tobogán de la mediocridad (y del desengaño) para aparcarse al lado de estos derruidos vehículos. Lo paradójico sería decantarse en el avance de una nueva sociedad de ideas audaces.

Mientras prosigo con mi imposible sueño de una eminente recomposición de mi pequeño y castigado país y de este grandioso y gigante país estadounidense donde me eduqué. Y por lo demás, me quedo con el sutil recuerdo del sueño de la “Gran Sociedad” de Lyndon B. Johnson (pero sin su apestosa guerra) y, desecho al carnicero de las bombas atómicas Harry S. Truman con sus 200 mil inocentes muertos, cual apeló anteanoche cómo atroz ideario la desabrida inteligencia de Sarah Palin. La diferencias de nuestras referencias es abisal.

Y la suspendida paz del mundo y la desgastada democracia estadounidense yace en manos de un pueblo que oscila entre el péndulo de los creyentes que el ser humano es producto de un incesto (cuando Eva se amancebó con sus hijos Caín y Abel) o el de los creyentes de la evolución biológica. El resultado del voto me atrevo a predecir no es placentero: sino que será un monstruoso reflejo de la ignorancia. (Pero si reconfiguro mi optimismo: el resultado será el delicado reflejo de la impaciencia.)

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