martes, 19 de mayo de 2009

Adiós Poeta

En un lugar del mundo

Good- Bye Poet


Aquel día y aquella noche no fue un simple día o una simple noche de domingo. Había sido un presagio. El día me había durado entre los placidos conciertos de Las cuatro estaciones* y las tristes vidas de Paraíso Travel** y las mentiras de Ángeles y Demonios***. El encanto del concierto de la primavera sonaba con tersura todavía en mi memoria, pues aún no había llegado el verano, tiempo de llegada del Poeta en la tierra de Cervantes. El difícil exilio del emigrante, que viaja con el temor del despojo y con el inagotable sueño de la esperanza, por sendas tenebrosas que aniquilan el porvenir de muchos, pero que para el Poeta fue el agua de su vida y fuente de inspiración. La gloriosa silla de Pedro el pescador, por cual se lucha con la violencia del artificio y la codicia terrenal, había hecho que el Poeta se decepcionara de su iglesia y perdiera la ilusión que da la calma interior de creer en Dios.

Fue un domingo en la tarde en su ciudad natal y un domingo en la noche en su ciudad del exilio cuando llegó la inevitable noticia. El porvenir de su pasado le había llegado. Estuvo siempre a la vigilia de este eterno pasajero quien lo esperaba desde siempre. Ahora su verano madrileño no le llegaría esta vez y nunca más. Nos quedaremos con el porvenir de sus poemas y con su ausencia presente. Se retira de este mundo cuando sus agrias y certeras críticas del Esperpento del Norte se nos había hecho realidad. ¿Quién nos queda ahora para recordarnos de las injusticias de los buitres de la globalización? ¿Quién nos recordará el espanto del Imperio?

Me llegó la noticia de su muerte el domingo pasado, día en que los cristianos alaban al Dios del Poeta ateo, mientras sutilmente escuchaba el soneto en tempo largo en Mi Mayor de La primavera de Vivaldi. Las delicadas cuerdas me evocaban imágenes delicadas del florecimiento de un prado esparcido por flores del Poeta y sus poemas de violines y amores que me enseñó aguardar el corazón. Nos dejó con sus andamios y su vivir adrede y su buzón del tiempo, pero también con el amor, las mujeres y la vida. Nos desamparamos ahora con la ausencia física de un hombre sincero y seremos más triste por ello. Viviremos en sus poemas. Adiós Benedetti: y nos alegra saber que lograste lo imposible: domar tu desexilio.

Nota: * Conciertos de Vivaldi; ** film de Simon Brand; *** filme de Ron Howard