Patriotismo
“My country right or wrong, is a thing that no true patriot would think of saying…It is like saying, My mother drunk or sober” G.K. Cherteston
Ayer 4 de julio se conmemoró en los Estados Unidos de América el día de su Independencia. Allí se le conoce como Independence Day –título análogo al filme de ciencia ficción de Roland Emmerich sobre alienígenas que invaden a la tierra y la cual es rescatada obviamente por un héroe (esta vez negro y que fue extrañamente profecía al actual candidato presidencial Demócrata) estadounidenses un 4 de julio- también la llaman la Revolución Americana.
Esta anual conmemoración es celebrada con un verdadero fervor patriótico. Por todo el país se celebra con desfiles de carrozas y de candidatos políticos a la caza del voto, así como es el día para mostrar los nuevos coches de bomberos y ambulancias, nuevas patrullas y su policía armada. Los colegios también salen a lucirse con sus bandas musicales y animadoras vociferando y saltando con sus pompones. Es una verdadera fiesta comunitaria de solidaridad.
No escaseó en todo este bullicio de explosión de patriotismo los aviones de guerra surcando el cielo y el desfile de veteranos militares retirados oteando con profusión la bandera nacional y la de sus colores reproducidos en cualquier variedad de artículos. A pesar del injusto estado de guerra que el país se encuentra sometido por la maldad de un inepto y corrupto gobierno que no se sacia de derramar la sangre de sus ciudadanos y de inocentes extranjeros para enriquecerse ellos mismos, me resultó incompresible y desconcertante no ver en el desfile o en los espectadores, ninguna alusión a la paz. Es como si el alma revolucionario hubiese fenecido.
Sentí en el ambiente una sensación de negación de la realidad. Solo se deseaba festejar la banalidad. Se quiere solamente vivir el patriotismo de la bandera y del desfile jocoso y del disfrute de un día de asueto para saciar su apetito con hamburguesas cocinadas en barbacoas y engullidas con cerveza a borbotones, terminando este festivo día con una esplendorosa oferta de fuegos artificiales.
Mientras observo el espíritu revolucionario en letargo y envejecido y arropada con toda su intensidad en la bandera nacional y que deja a la deriva a un maravilloso país -que ejerció por mucho tiempo el liderazgo de la libertad y de los derechos humanos- en manos de funámbulos de los sueños y de imperialista cosechadores de poder que lo ejercen para su propio bolsillo. ¿Podrá rescatarse el espíritu revolucionario estadounidense? En la respuesta a esta pregunta yace el futuro de ese país; y quizás del mundo.
Etiquetas: americanismo estadounidense, patriotismo
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