lunes, 10 de diciembre de 2007

Hello Kitty y San Nicolás

Badenerstrasse, Zürich

Kontxa Pasealekua, Donostia

Existen contrariamente a la lógica lugares y seres imaginarios: Jorge Luis Borges y Alberto Manguel documentaron en sendos libros la ubicación y los nombres de éstos. He recurrido a estos dos libros pues mientras deambulaba por las calles de Zurich y Donostia me topé con dos imágenes de seres fabulados. Una de ellas, Hello Kitty, de reciente acerbo cultural, ejemplo de la globalización de los iconos y gustos y de la estandarización cultural, es la fabulación japonesa de un personaje de ficción con nombre en inglés. Esta fusión de la cultura asiática con la occidental se nos dibuja como una gata sonriente de aspecto emocional feliz. Es símil a la gata de Lewis Carroll (Charles Lutwidge Dodgson) con quien se topó Alicia en su recorrido por la madriguera del Conejo Blanco y que siempre estaba feliz y en perpetua fiesta. Por otro lado, está San Nicolás o Santa Claus o Père Noël, quién también es un símbolo de la fabula de la alegría y de lo imposible.

Carlos Manguel en su libro The Dictionary of Imaginary Places describe el imaginario Reino del Polo Norte (donde se cree vive San Nicolás) y nos explica que es un reino subterráneo gélido. Borges por su lado en su libro El libro de los seres imaginarios, documenta la existencia del Gato de Cheshire y de los gatos de Kilkenny (de aquí viene el nombre de Kitty) como seres imaginarios; y nos revela que Lewis Carroll en su novela onírica Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, le otorgó al Gato de Cheshire el don de la eterna sonrisa. Así como también la tiene la gata Hello Kitty.

Interesantemente ni Manguel ni Borges reportan la ubicación y la existencia imaginaria de San Nicolás como tal, salvo por alegoría. Es como si dejasen a un lado el culto a la felicidad del engaño. A pesar de la descripción por Manguel del Reino del Polo Norte y por Borges de los Gnomos -San Nicolás en su origen era un gnomo- Borges no hace mención especifica de San Nicolás como ser imaginario y Manguel no lo ubica en ningún sitio. Cabría entonces preguntarse: ¿por qué Manguel y Borges obvian la existencia de San Nicolás como ser imaginario? Para esta pregunta no tengo respuesta.

Lo cierto es que tanto la imagen de Hello Kitty como la de San Nicolás son ejemplares seres ilusorios que cobran vida por la gracia de la avaricia de las sociedades individualistas. Hello Kitty es producto de la imaginación de Sanrio Ikaka Shimizu y fabulado a través de la prensa y de la televisión, y con una gestión de distribución imponente. San Nicolás fue un personaje que nació de la sátira de Washington Irving cual lo fabuló como un viejo regordete, bonachón, y capaz de completar viajes transoceánico en tiempos imposibles y conquistar tierras fértiles sin dificultad alguna, al igual que descender con juguetes por todas las chimeneas y ventanas del mundo al mismo tiempo, sin dudas una proeza sin parangón. Pero su nacimiento como icono mundial fue fruto de una extraordinaria campaña publicitaria de la Coca Cola en 1931, que lanzó al mercado mundial la imagen actual del mejor vendedor del mundo: San Nicolás. Y Hello Kitty contempla muy de cerca seguir los mismos pasos. Por ahora los dos se asoman en los balcones del mundo.