martes, 4 de diciembre de 2007

LOVE

Final de la Bahnhofstrasse, Zürich

Paradeplatz 2, Zürich

Los sentimientos y las premoniciones se asemejan unas a otras así como los recuerdos son evocaciones de estas experiencias. Esto lo percibo mediante la música, el cine, el arte, la lectura, y más recientemente, disfruté de esta experiencia mientras divagaba por las calles del viejo casco de Zurich, que me permitía, además, a mi vista seducirse con el paisaje de la suave niebla que pergeñaba su tenue luz sobre el lago de esta ciudad.

Fueron durante los años sesenta y setenta los años que más me estamparon mi vida emocional. Viví en esa época turbulenta errante entre ciudades y en el tiempo sin fin. El amor se percibía como indispensable para agotar la violencia, la guerra, el odio racial, en fin toda las conjuras de los poderosos. Fue en la ciudad de Nueva York donde la suerte me había trasladado a ella, por haberme enamorado atolondradamente de una chica que me superaba en años y que me acogió en su piso de la tercera avenida, que mi hizo vivir los momentos más intensos de intimidad e idealismo de mi juventud en el último año de los años sesenta: 1969.

Fui –junto con ella- de los afortunados que quedamos atrapados por el intenso tráfico en un angosto camino del campo del Estado de Nueva York. El pueblito de Bethel no estaba lejos en distancia más la marea humana impedía nuestra llegada a tiempo para el primer día de amor y paz. La autopista del sur de Cortazar se había traslado al norte como un happening. Habíamos cogido erróneamente vía hacia el pueblo de Woodstock. Quizá no era sencillo descifrar el mapa en tales circunstancias.

Mi generación fue hacedora de íconos representativos de una época donde la explosión musical y el Pop Art son símbolos de creatividad singular. Una imagen de Robert Indiana es quizás la más relevante de esa época. Para suerte mía en mi deambular por Zurich me encontré con unos originales del LOVE de Indiana. Hoy me siento dichoso de haber sido parte de esos años que han marcado hasta hoy la vanguardia de la cultura contemporánea. Y por evocarme los recuerdos de esa irrecuperable época.