Espionaje en Madrid
Spies in Madrid
Eran la 9:30 de la mañana y recibo una llamada de mi interlocutor que con cierto apremio y preocupación me informaba que llegaría a nuestra cita a las 10:15 horas en vez de la 10:00 horas. La precisión de tal hora me hizo sentir que esta no era otra cita como las otras. Nuestras conversaciones siempre giraban en torno a los eventos políticos del día. Ese día ETA había matado nuevamente. Comentamos sobre el objetivo del atentado y que seguramente había sido escogido ésta por la facilidad de llevar acabo una operación de terrorismo. Coincidimos que no era una operación de terror. Ya ETA había avisado quienes son los marcados por su diana asesina. Concordamos que son los políticos vascos del PSOE. Con estos asesinatos si habrá terror.
Repasamos y desengranamos otros acontecimientos terroristas. El atentado de Jaipur fue plato de los primeros minutos del encuentro. Concluimos que a pesar de la India ser soberana en sus decisiones de política internacional, su participación activa de espionaje contra los integristas islamistas, tanto en su territorio como en la porosa frontera con el Pakistán, hacía de ella blanco fácil del terrorismo musulmán. Conversamos sobre China y su política expansionista en África que colisiona con los intereses de Europa y de EE UU. Estuvimos de acuerdo que el embrollo de Irak no permite a EE UU enfrentarse a China con eficacia en el continente negro.
Europa por otro lado es una región sin cohesión en materia de política extranjera y sin proyección militar importante. Solamente Francia y la Gran Bretaña la tienen en cierta medida, pero los intereses de Francia recaen más bien en el Mediterráneo y, los de la Gran Bretaña lo que les dicte los EE UU. El coste de esta fallida política está nada menos que en la perdida del control de los ricos yacimientos petroleros africanos. China, tiene por ahora, una efectiva política de penetración africana, que sin duda logrará el control de tanto el petróleo como otras materias primas de importancia vital para todos. Parece que Occidente va hacia la deriva sin Norte preciso. En esto estuvimos de acuerdo.
Mientras, y a media voz, mi contertuliano me informa que vea con suma discreción el personaje que pasará por enfrente de la gran vidriera del Kon Tiki, y me dice: “!sabes¡ ese es el espía chino de la embajada de la China en España.” Sigo el caminar de este personaje con la discreción ordenada, lo veo entrar por la puerta principal de la cafetería, saludó de lejos a alguien y, avanza hacia él y se sienta en la mesa suya. Mi compañero dialogante me dice, que con quien conversa es un funcionario militar de la embajada de Venezuela. La mesa está a dos mesas de la nuestra, algo lejos como para escuchar con certeza el contenido de la conversación.
Esto nos dio pie para conversar sobre el interés de los chinos en la franja petrolífera del Orinoco y del uranio venezolano. Pregunté: “¿acaso no es un país muy lejano para ser proveedor de petróleo?” Me respondió: “hoy con los superbuques y a los niveles de precio de esta materia prima el coste no tiene importancia”; además me dijo también, que: “se avecina una escasez mundial, y que la estrategia de China es asegurarse el suministro para luego conversar sobre precios”. Me pareció interesante este planteamiento y me dibujó de un esbozo el presente panorama político y económico mundial. El enfrentamiento de las potencias de asirse de las cada vez más escasas materias primas es la nueva guerra el siglo XXI.
Mas entre platica y platica pregunto, con ánimo de aportar ideas inconvencionales que nutran la imaginación, “¿por qué se reúne este militar venezolano con este funcionario Chino?” El Danzarín, como se le conoce en el mundillo de espías, seguramente también se hacía esta misma pregunta. Luego de sortear diferente escenarios, concordamos que la geopolítica de Venezuela se había encontrado con el muro de contención estadounidense en Colombia. Estados Unidos, con Colombia como peón, preparan una ofensiva diplomática de grandes dimensiones para aislar al gobierno de Chávez, cosa que justificaría un eventual asalto militar a Venezuela. La disyuntiva de este propósito yace todavía en el embrollo iraquí y la capacidad de enfrentar otro teatro de operaciones, sobre todo, con un Irán en la retaguardia, que es quien ha impedido la victoria estadounidense en Irak. "Por supuesto" replica el Danzarín, "este razonamiento asume el amor incondicional al invasor por el invadido." La incógnita también reside en la posibilidad de que el feneciendo gobierno estadounidense pueda políticamente justificar un nuevo enfrentamiento bélico ante su país.
Ante nuestro incrédulos ojos vemos entrar a dos funcionarios diplomáticos, ambos con cargos de Agregado Cultural, uno de la embajada rusa y el otro de Bielorrusia. Se sientan con el funcionario militar venezolano y ahora nuestra intriga es sumaria. Definitivamente las conversaciones se centran sin lugar a dudas sobre el armamento militar venezolano y los aportes de estos países en material bélico ofensivo. Sabemos ya de antemano del histriónico espectáculo por parte de Colombia con la INTERPOL (pues ambos recordamos que el director de este cuerpo policial es un estadounidense venido de los servicios de inteligencia americanos) y los indestructibles discos duros Toshiba de la FARC.
Nuestra cita de una hora se prolongó a mas de dos horas. Era una mañana de sucesos imprevistos. Tal y como es el tiempo gris de esa mañana. Llovía y la temperatura era muy baja para un mes de mayo. Las reuniones en esta cafetería de personajes inéditos para los comunes mortales que coincidían justamente con sucesos en pleno desarrollo impidió que nos fuésemos. Intentamos en aguzar el oído a la platica entre el diplomático ruso, bielorruso y venezolano. Logramos apenas oír, en un momento de escaso público, y mientras ambos, uno por uno, nos levantábamos con sigilo y con el pretexto de coger la prensa que estaba sobre una mesa al lado de ellos. Nosotros dos a duras penas lográbamos oír hablar sobre radares y aportes de comunicaciones por satélites y que en el mes de agosto todo estaría en buen pie. Los aviones de caza ruso llegarán en su totalidad para finales de año. O así creímos escuchar. Escuchamos sin paliativos hablar de 50 helicópteros y de cuatro submarinos.
Divagamos sobre el significado de esta conversación y lo que pensamos habíamos escuchado con certeza. Pusimos en orden nuestras ideas. Sabemos que Venezuela no está todavía lo suficientemente preparada para enfrentar una guerra. No es cuestión de número de personal ni la experiencia bélica. Tampoco lo está Colombia, pues ella no es un éxito en materia de guerra, ya que luego de cuarenta años ha fracasado en vencer a 10,000 combatientes guerrilleros. El asunto entre ellos es de frenar una guerra auspiciada entre bambalinas por el fracasado plan Colombia impuesto por la potencia del Norte. Ahora sabemos que para el verano estará operativo una red tecnológica de defensa al servicio de Venezuela; que sumado a las defensas de misiles aportadas por Holanda para la defensa de los puertos venezolanos, y los misiles comprados a Irán de mediano alcance, la situación no es para ofrecer rosas.
Mi compañero de café recibe una llamada por su móvil. Me informa que le acaban de informar que Cuba ya ha aportado entrenamiento al ejercito venezolano para la lucha de guerrillas. Se estima que hay unos 60,000 cubanos armados en territorio venezolano. Estos preparan la expulsión (en caso de rompimiento diplomático y comercial por parte de Venezuela con Colombia) masiva a la frontera con Colombia de unos primeros 300 mil colombianos indocumentados. Dentro estos habrán mucho criminales y asesinos que están en las cárceles venezolanas. Se conocería como el Marielito Colombiano. Los cubanos también se aprestan a organizar campamentos de reclusión para los colombianos residentes, pues éstos serán declarado enemigos del país. También me dice que hay información cierta que las FARC están preparadas para atacar con coches bombas a Bogota en caso de un conflicto armado con Venezuela. ETA y HAMAS han sido elementos instructores en tal materia.
Cogimos el periódico y lo hojeamos y, mientras veíamos de lejos a periodistas de la EFE y a militares sin uniformes caminar al CNI, a motoristas y coches que se aparcaban por momentos y dialogaban con gente de paso monótono que se acercaban a ellos. Dos agentes cubanos –funcionario uno de la embajada cubana y el otro fotógrafo de la Agencia Cubana de Noticias- entraron a la cafetería y pidieron dos cafés. Uno de ellos coqueteaba con la mesera que era de indudable acento cubano. Por la puerta entró una periodista venezolana de la cadena de televisión Tele Sur. Los tres se aprestan a conversar en la barra. Los cubanos hablan en voz alta sobre el envío de dinero que le hizo a su madre para la compra de un aire acondicionado. La periodista venezolana inquiere al fotógrafo sobre Yaoni Sánchez. En este tema diferían los dos. Los cubanos afirman de la necesidad de impedir a los enemigos del país de hablar mal de Cuba en el extranjero. La venezolana, aunque rechazaba lo poco honesto de este razonamiento, reconocía el derecho de todo periodista de expresar libremente sus ideas. Al final bajaron el volumen de sus voces y mientras pagaba el consumo en la caja -14,25€ por dos raciones de churros y dos chocolates calientes- escuché de oídas que la venezolana preguntó al fotógrafo sobre la determinación de Cuba en aprestar ayuda con hombres armados a Venezuela. No podía quedarme escuchando sin levantar suspicacias así que opté por pagar y regresar a mi mesa.
Terminamos de hojear la prensa del día y nos despedimos los dos hasta nuestra próxima cita. Ambos asentamos que el mundo peligra de guerra y que los vientos cardinales beligerantes soplan con energía. Salimos y compramos en el quiosco la prensa restante del día. Por mi parte compré también la novela “Nuestro Hombre en la Habana” (Our Man in Havana) de Graham Greene. Tan apropiada para estos tiempos de informes sobre armas inexistentes de destrucción masivas y falseados reportes de la INTERPOL; que compiten con los planos de aspiradoras (que supuestamente eran diagramas de fabricación de bombas) del personaje de Graham Greene: el espía Jim Wormold, que aportaba a la inteligencia británica. Nos volvimos a despedir y nos recordamos nuestra tertulia de los lunes en el Círculo de Bellas Artes. Allí continuaríamos nuestra charla de espías y guerras y sobre el nuevo genero de ficción del espionaje del siglo XXI. Y de reojo vimos (debido a mi advertencia) a la guapa embajadora de Colombia cruzando la plaza de san Juan de la Cruz al lado del hombre de Blackwater en España. Y comenté: "Danzarín, la ficción consume a la realidad."
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