Desde la terraza…del desierto de Thar
Puntualmente son las 6 de la mañana y desde la terraza de mi hotel recibo mi primera impresión del extenso panorama del desierto de Thar. Muy cerca oigo los incesantes primeros rezos matinales de las mezquitas –a pesar de no verlas- que eran para mí la continuación de toda una noche sombría de cantos de angustias, de cantos funerarios, de cantos de dolor, de cantos de penas, de oda a la tristeza y del sufrimiento de la perdida.
Me extasío con el frío de la mañana y ante un horizonte inusual a mi vivencia. Los colores y la arquitectura no son los mismo que transporto en mis recuerdos. El suave olor de la madruga con su pálida neblina arropaba escasamente el paisaje de lo que había sido una noche triste, para otros. El cendal brumoso de la mañana empezó a ceder ante mis ojos llevándose consigo los desconsuelos de la noche. Y ante mi me dejó la visión de un pequeño pueblo de estructuras geométricas y de colores cálidos. Que descubriría más tarde esa mañana.
Etiquetas: India
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