Mercado sólo para hombres (y para el sacrificio)
La India es un país esencialmente hinduista, a pesar que persigue el pluralismo religioso, no por ello ese pluralismo signifique que abrace por igual a todas las religiones. Sobre este tema hablaré en un aparte. La India se vio dividida desde su nacimiento como país soberano en tres países: Pakistán, Bangladesh, y la India misma, todo por la religión. Mahatma Gandhi, su hija política (por su casamiento con un mahometano hijo adoptivo de Gandhi) y dos de sus nietos, fueron asesinados por motivos religiosos. La inmensidad de la India hace que cualquiera cifra sea motivo de grandeza. El ochenta y tanto por ciento de la población de la India son esencialmente hinduistas (en su más amplia concepción), el resto es musulmán, haciendo de la India el segundo país que alberga la mayor población mahometana del mundo: más de 140 millones.
Durante mi primer día en la India planifiqué confrontar estas dos religiones. En la mañana recorrí Nueva Delhi y visité algunos templos hinduistas. En la tarde algunas mezquitas. Mientras me trasladaba de Nueva Delhi a Vieja Delhi visité un bazar musulmán. A diferencia de los bazares hinduistas, los bazares islámicos están repletos de hombres y, las mujeres que reinan por doquier con su exuberante belleza en los mercados públicos hindúes, ellas son ocultadas de su presencia física como seres pecaminosos de los bazares mahometanos. Los animales se sacrifican en el islamismo mientras en el hinduismo se les salvaguarda. Dos concepciones de la vida que cohabitan en un mismo territorio. ¿Alguna cederá?
Etiquetas: India
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