Trampantojo
Mientras andaba como caminante –pero no al ritmo del fláneur de Baudelaire- por calles desiertas a una irrespetuosa hora para los habitantes de esta ciudad no ya tan castiza, me consagré a irrumpir furtivamente con mi cámara, esta vez desde afuera, las ventanas madrileñas. Pero no todas sus ventanas permitían fisgonear a través de ellas. Inclusive me topé con un par de ventanas que esconden secretos detrás de sus verjas y contraventanas de trampantojos. Me pregunté, ¿qué puede encubrirse detrás de ellas, o si más bien no ocultan nada o quizás todo y, que su atracción es ciertamente la magia de lo desconocido y el engaño del trampantojo?
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